La órbita se puede inflamar debido a traumatismos, infecciones o enfermedades sistémicas como por ejemplo problemas de tiroides.
La sintomatología que suele acompañas a este tipo de procesos es muy variada. Puede cursar con dolor ocular, ojos saltones, enrojecimiento ocular o de los párpados…
Lo más importante es hacer un diagnóstico correcto para orientar el tratamiento correctamente, para lo cual se hará una exploración oftalmológica completa y se pedirán las pruebas complementarias correspondientes: analítica, pruebas de imagen, biopsia orbitaria…
Las opciones terapéuticas pueden ir desde la administración de antibióticos, antiinflamatorios, drenaje de abscesos o incluso descompresión orbitaria.