Obstrucción Vía Lagrimal

La vía lagrimal es la “tubería” que lleva las lágrimas desde el ojo hasta la nariz.

Cuando se produce una obstrucción de la vía lagrimal esta puede dar lugar a diferentes manifestaciones:

  • Lagrimeo más o menos constante, que puede empeorar ante frío, viento, lectura…
  • Visión borrosa sobre todo al leer o conducir
  • Aumento de la secreción legañosa.
  • Conjuntivitis de repetición
  • Inflamación de la piel periocular debido a la humedad constante
  • Infecciones del saco lagrimal (dacriocistitis). Se trata de infecciones importantes que producen tumefacción dolorosa de la zona del saco lagrimal y que requieren tratamiento antibiótico oral. En algún caso la infección puede incluso llegar a diseminarse a la órbita.
Hay que diferenciar entre obstrucciones del adulto o del recién nacido, ya que las causas y el tratamiento son diferentes.
OBSTRUCCIÓN EN EL RECIÉN NACIDO OBSTRUCCIÓN EN EL ADULTO

Por lo general se produce por la presencia de una membrana en la parte final de la vía lagrimal. Los niños nacen con esta obstrucción y muchas veces desaparece por sí sola a lo largo de los primeros meses de vida. Podemos ayudar mediante masajes del saco lagrimal. En aquellos casos en los que no se produce la apertura espontánea de la vía lagrimal se llevan a cabo diversos procedimientos para permeabilizarla. El más frecuente es el SONDAJE.

La obstrucción de la vía lagrimal en el adulto es más frecuente a medida que nos vamos haciendo más mayores. En ocasiones puede ser debida a conjuntivitis, conservantes de colirios, quimioterapia, radioterapia…. Pero otras veces no encontramos una causa clara. Dependiendo de a qué nivel de la vía lagrimal se encuentre la obstrucción el tratamiento será diferente. Lo más frecuente es que la obstrucción se encuentre en el conducto nasolagrimal, que es la porción de vía lagrimal que está entre el saco lagrimal y la nariz. En estos casos, la cirugía necesaria para corregir el problema se denomina DACRIOCISTORRINOSTOMÍA

DACRIOCISTORRINOSTOMÍA (DCR)

Se trata de una intervención en la cual se crea una nueve comunicación entre la vía lagrimal y la nariz para que la lágrima pueda drenar correctamente.

Existen 3 maneras de realizar esta intervención:

Vía endonasal Vía externa DCR endocanalicular láser
Entrando desde la nariz y es llevada a cabo generalmente por especialistas en otorrinolaringología.
Se realiza mediante un pequeño corte en la piel. La tasa de cicatriz inestética está por debajo del 3 por 1000. Esta intervención se realiza de forma ambulatoria y con anestesia local. Tiene una tasa de éxito de cerca del 90% de los casos.
En este caso la nueva comunicación se realiza mediante una fibra láser que se introduce a través de la vía lagrimal. Tiene la ventaja de que el riesgo de sangrado es menor, ya que la fibra cauteriza a la vez que realiza la comunicación. Sin embargo la probabilidad de que la nueva comunicación se cierre es mayor que con las otras dos técnicas. Por eso esta técnica es recomendada en pacientes jóvenes que no deseen cicatriz, aquellos pacientes que desean reincorporarse a su trabajo rápidamente o en personas que toman medicación antiagregante o anticoagulante y por tanto tienen un mayor riesgo de sangrado.

¿Y si su vía lagrimal es permeable pero tiene lagrimeo?

En ocasiones la exploración de la vía lagrimal es normal y sin embargo el paciente presenta lagrimeo. En estos casos es fundamental una buena exploración por parte de un especialista en oculoplástica, ya que existen otras causas que puedes producir que un lagrimeo excesivo, como por ejemplo: alteraciones en la posición de los párpados inferiores (ectropión, entropión), laxitud de los párpados, irritación de la superficie ocular, fallo en el bombeo palpebral… Cada una de estas causas tiene un tratamiento específico, por lo que es fundamental un diagnóstico adecuado.

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