Seguramente alguna vez has sentido ese parpadeo involuntario, ese temblor en el ojo y has pensado que se trata de un tic nervioso.

Las mioquimias son temblores involuntarios localizados en algunas fibras musculares y que resultan insuficientes para mover una articulación. En el caso de que este “temblor” se produzcan en el contorno ocular se denomina mioquimia palpebral, y realmente no son temblores oculares sino del párpado (típicamente implican al párpado inferior, y menos a menudo al párpado superior). La mejor noticia es que, en la mayoría de los casos, no hay razón para asustarse. Normalmente suelen durar poco tiempo, unos segundos, y aunque nosotros lo notemos suele ser imperceptible para los demás. Aparecen de repente, y tal como han surgido desaparecen, aunque es normal que se produzcan durante esos episodios con cierta repetición. En los casos en los que el temblor sea tan fuerte que tus ojos se cierren por completo el término correcto es blefaroespasmo.

Pero, ¿por qué? ¿cuáles son las causas de estos temblores en el párpado?

El estrés suele ser una de las causas principales y obsesionarse con ello suele provocarlos en lugar de remitirlos. Respirar de forma pausada, sintiendo como el aire entra y sale de nuestros pulmones ayudará a relajarnos y a que pasen los temblores. La falta de descanso puede ser otro motivo, así como ciertas sustancias como café, té o ciertos refrescos en exceso. El uso, más bien el abuso, de dispositivos inteligentes como smartphones, tablets, ordenadores portátiles,… favorecen la sequedad ocular, provocan una irritación en el ojo y un estímulo constante del parpadeo que hace que el músculo orbicular se hiperactive. Procura descansar lo suficiente y evita los ambientes demasiado secos o contaminados (si tienes un parque o una zona verde cerca da un paseo al aire libre, te ayudará). Si trabajas delante de una pantalla haz descansos y utiliza la regla 20-20-20 y si notas sequedad ocular utiliza lágrimas artificiales. Si llegado el momento notas que las contracciones son demasiado frecuentes, si son muy intensas llegando a cerrar tus ojos, si afectan a ambos ojos o si estos episodios duran mucho tiempo debes consultar con tu oftalmólogo, puede tratarse de otros trastornos poco frecuentes que deben ser tratados por especialistas.